Fue una de las consignas estrellas de los 90.
El tren de laminación de rieles que le falta a la Argentina para renovar el sistema ferroviario funcionó hace años en Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (Somisa), la empresa que compró Techint, junto a la chilena Cap y las brasileñas Usiminas y Vale do Río Doce. Esa instalación siderúrgica, que entregaba las toneladas necesarias para realizar los recambios de rieles de la Argentina, dejó de funcionar poco después de la privatización, en octubre de 1992, y sus partes fueron a parar a Brasil. Hasta allí llegaban las relaciones comerciales de la nueva empresa, que se llamó Aceros Paraná S.A.
La venta de la empresa estatal, que había sido propuesta unos años antes por los técnicos de la
Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), pateó el tablero de la siderurgia local. Aún tras los desmanejos de la última dictadura,
Somisa lideraba en 1989 las exportaciones del sector: tenía el 48% de ellas. Además, sus ventas al exterior estaban por encima de las de Cargill, Siderca, YPF y Acindar.
El gobierno presentó esta semana
un proyecto de mediano y largo plazo que incluye la renovación de
6.900 kilómetros de vías. El plan prevé la
modernización de talleres ferroviarios, hoy obsoletos, ubicados en distintos puntos del país. También se estudia la recuperación de la producción local de rieles y ruedas laminadas.