jueves, 2 de octubre de 2008

¿cuánto se puede comprar con u$s700 mil millones?



Equivale al costo de las guerras de Afganistán e Irak juntas,

doce veces la fortuna de Bill Gates,

un poco menos que todo el PBI de África.


Aunque no alcanza para comprar a las petroleras Exxon y PetroChina.

El impacto de la crisis de crédito se expandía el jueves, amenazando a industrias y empleos en todo el mundo y presionando al Congreso de Estados Unidos para que apruebe un plan de rescate de 700.000 millones de dólares para resolver el caos financiero.¿Cuánto es 700.000 millones de dólares?

¿Qué se puede comprar con esa suma? Comparada con la deuda de Estados Unidos, que el Tesoro de Estados Unidos pidió incrementar a 1,131 billones de dólares para financiar el plan, no parece mucho.

Estas son algunas de las cosas que se pueden hacer con 700.000 millones de dólares:-

*Estados Unidos invirtió más de u$s800.000 millones en las guerras de Irak y Afganistán desde el 2001.-

*Con 12 veces la fortuna de Bill Gates se podría costear el rescate.

El fundador de Microsoft encabeza la lista de los hombres más ricos de Forbes, con un patrimonio personal de 57.000 millones de dólares.-

*En conjunto, las posesiones de los 400 estadounidenses más ricos tienen un valor neto de 1,57 billón de dólares, o casi el doble de lo que cuesta el rescate.-

*700.000 millones de dólares es casi lo mismo que el producto interno bruto de Holanda, o cinco veces el de Paquistán.- La suma es sólo u$s100.000 millones menos que el producto interno bruto de toda Africa.-

*Supera en 78.000 millones de dólares el presupuesto de defensa de Estados Unidos para el 2007.-

*El plan podría ser financiado con el valor de mercado de las dos mayores compañías petroleras del mundo, Exxon Mobil Corp y PetroChina, que hasta el jueves era de 403.000 millones y 325.000 millones de dólares, respectivamente. Habría incluso un cambio de 28.000 millones de dólares.

la silla vacía de Rachid


Un artículo de Jorge Rachid


LA SILLA VACIA


El terremoto que sacude al mundo financiero desnuda los pálidos finales del imperio hegemónico, que dominó, con recetas neoliberales y descansando la ejecución de las mismas en los organismos de créditos tipo FMI, BM y BID, sobre el resto de los países, planteando la desregulación de la economía junto a la primacía del sector financiero –por sobre el productivo– como la nueva lógica de la modernidad.
Ya en el año 2000 Lester Turow en su libro “La guerra del siglo XXl”, relataba que el imperio americano encontraba su máxima debilidad en lo que aparecía como su fortaleza: había perdido sus tecnologías de punta conservando sólo la espacial-militar; se agravaban sus conflictos étnicos, su economía estaba desmadrada ya entonces con déficit fiscal en miles de millones, no tenía control monetario sobre los dólares circulantes pese a ser adoptada como moneda universal de cambio y en definitiva, decía entonces el autor, sólo le queda el ejército más poderoso del mundo como el ejército romano en Bizancio, que 200 años después se enteró de la caída de Roma.

Otra autora –Amy Chua– en su libro “El mundo en llamas”, relata desde otro lugar la pérdida del hegemonismo norteamericano al dar cuenta del avance de las minorías chinas dominantes en los países del sudeste asiático y su influencia en los centros financieros más importantes del mundo, en especial en la Reserva Federal de EE.UU., con una deuda que hoy llega a 500 mil millones. Desde diferentes ópticas, desde distintas miradas, dos economistas de nota desde hace años junto a otros como Joseph Stiglitz, premio Nóbel, o Paul Krugman entre los norteamericanos, advertían sobre la codicia, la concentración de la riqueza, la extorsión financiera al resto de los países, lo que sumado al enorme gasto de la guerra de Irak, llevó al país del norte a una situación de no retorno.
Se podrá decir que medidas paliativas superarán la crisis, pero lo estructural del neoliberalismo está dañado políticamente, está viviendo su último tiempo que puede durar años sin dudas, pero un nuevo escenario se está desarrollando que ocupará su lugar.
Algunos creerán que con cosmética se sale de esta situación. Se equivocan. Los pueblos no quieren soportar más capitalismo salvaje para algunos y socialismo de las pérdidas para las mayorías empobrecidas. No quieren pagar la fiesta de los otros los que nunca fueron invitados, ni quieren invertir sus ahorros en casas ajenas después de 30 años de cultura individualista, con teorías del derrame que nunca llegaron y un sálvese quien pueda que siempre miraron desde abajo.
Los pueblos no están dispuestos a soportar tanta injusticia social, desde el pueblo norteamericano al boliviano, desde el asiático al europeo.
Este capítulo final deja la silla vacía del “Fin de la historia” de Fukuyama, ahora arrepentido de su libelo ecuménico, que sirvió para demoler a diestra y siniestra economías de todos los países emergentes con una nueva lógica, que implicó la sumisión a las políticas imperiales, entregando a la voracidad financiera el capital acumulado por generaciones de latinoamericanos, de trabajo y esfuerzo con sacrificio, que edificaron la época gloriosa del estado de bienestar. Nuestro país fue lamentable pionero en ese camino de frivolidad y corrupción, además de traición a la Patria, al entregar soberanía en la decisión.
Así fueron cayendo desde compañías de aviación hasta las fábricas de aviones, desde planes nucleares y tecnología de punta misilística hasta el manejo de los recursos no renovables, desde las empresas monopólicas del Estado hasta las empresas navieras, todo bajo el precepto del Estado ausente que es una cuestión de fondo en cultura neoliberal.
El endeudamiento como forma de control político estratégico, fue la llave del proceso que inundó el mundo, de capitales siempre sospechados de lavado, “inversiones” extranjeras reclamadas por los liberales, “capitales buitres” para nosotros, quienes veíamos en la supuesta solución propuesta, la derrota nacional y la pérdida de identidad.

Ese modelo está cayendo en el centro del imperio. Algunos analistas insisten en querer hacernos partícipes del velorio, que sin duda habrá como latigazos de un derrumbe con consecuencias sociales severas, con desocupación y miserias, pérdidas de proyectos de vida que parecían garantizados en una maqueta de vida ficcional creada por las sucesivas burbujas financieras sin respaldo, seriedad ni compromiso.
Las AFJP aquí, los fondos de inversión allá, los seguros masivos, las aseguradoras de riesgos, los ahorros de los trabajadores, todo apostado a la timba financiera manejada por inescrupulosos personajes del jet set internacional, donde figuran fortunas de miles de millones conseguidas por pases mágicos sin producir un escarbadientes, habitantes de los medios, reporteados como los nuevos ganadores del sistema, a costa de millones de nuevos pobres.
La silla vacía generará nuevos postulantes al sitial del poder, proceso que veremos en los próximos tiempos en un reacomodamiento de alianzas internacionales, pero sin dudas esta situación reafirma la necesidad del fortalecimiento estructural de la UNASUR en todos sus aspectos –no sólo económicos sino políticos– y de apertura a los pueblos como libre tránsito, eliminación de fronteras, libre ejercicio profesional con acreditación sudamericana, pasaporte y moneda comunes, embajadas conjuntas, misiones comerciales comunes, Banco del Sud y Pacto Militar UNASUR, como forma de preparar los futuros nuevos tiempos internacionales desde un situación de fortaleza y de principios que reivindiquen la política como herramienta estratégica de construcción de modelos sociales más justos, países más fuertes, pueblos más felices con economías solidarias con un Estado presente en los derechos sociales y humanos, constitucionalmente establecidos.
CABA 1-10-08

14 años sin el colorado


Este martes 2 de octubre se cumplen 14 del fallecimiento del político y pensador argentino Jorge Abelardo Ramos. Escritor original, prolífico y polémico, Ramos ha sido señalado como uno de los intelectuales más brillantes de América Latina, a la vez que una de sus plumas más eximias.Fundador de la “izquierda nacional”, escribió numerosos libros y ensayos sobre política, historia y literatura. Su “Revolución y contrarrevolución en la Argentina” fue reeditada y reformulada varias veces desde su aparición en 1957 y fue una referencia ineludible para varias generaciones de militantes y políticos argentinos. “Historia de la Nación Latinoamericana”, otro de sus textos fundamentales, plantea la unidad de la América hispana, retomando la idea de su primer libro, “América Latina: un país”, publicado en 1949. A lo largo de su lucha política, fundó el Partido Socialista de la Izquierda Nacional (PSIN), El Frente de Izquierda Popular (FIP) y el Movimiento Patriótico de Liberación (MPL).Sus textos no han sido la obra de un teórico, un historiador o un doctrinario, sino el producto vívido de su militancia política, en su devenir, su fluidez y sus transformaciones.

Nuestro recuerdo respetuoso.

rudy se acordó de discepolín

por Rudy


Yo no sé si el mundo fue y será una porquería ya lo sé, lector, porque creo que, mal que bien, uno va encontrando los lugares, las personas, los afectos, todo eso por lo que la vida vale. Pero que este siglo veintiuno es un cambalache, un despliegue de maldad insolente, de Biblia junto al calefón, de que el que no afana es un gil, de que uno vive en la impostura y otro afana en su ambición, y de que da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón, ya no hay quien lo niegue. y eso que Discépolo no se dedicaba a dar clases de astrología, ni era gurú financiero de ninguna empresa, ni consultor senior, ni gerente de marketing, ni nada de eso.
Es cierto, él conoció una crisis, la del ‘30, la que le hizo escribir yira, yira, “la yerba de ayer, secándose al sol”, en el que otro se ponía las pilchas que vos te sacás. Decía “que al mundo nada le importa”, y todas esas cosas que a mucha gente le cuestan años de psicoanálisis, o de calle, entender.
Y ahora, and now, bueno, parece que los bancos de EE.UU., el sistema financiero, eso tan sólido que existe en el mundo, si hace crac no es boom. O por decirlo de alguna manera, parece que el Titanic financiero chocó con un iceberg, y al grito de “¡Los ricos primero, los ricos primero!” todos quieren un lugarcito en los botes salvavidas. El problema es que parece que los botes salvavidas los prestaron a un altísimo interés, y entonces... no están. Algo parecido a lo que mostraban en esa brillante película de los ‘60, Trampa 22 (Catch 22) en la que un soldado se quiere tirar en paracaídas y, al abrirse, en lugar del susodicho, encuentra un vale, un recibo, ya que la tela fue vendida porque era negocio.
Hay quien dice que éste es el fin del neoliberalismo tal como lo conocimos y otros dicen que entonces va a venir uno peor. La cuestión es que hay grandes bancos en grandes problemas, cifras con tantos ceros que parecen que no son nada; pero son demasiado, argentinos que los miramos de reojito diciendo “¡ja, tienen ‘una’ crisis, nosotros ya estamos curados de espanto”, norteamericanos que nos miran de reojo (aunque en general ni nos ven) y dicen: “¿Ustedes creen que tienen crisis, ¡crisis son las nuestras!”. Y así.
Y nosotros ¿qué somos? (Como suelen preguntarle algunas mujeres a su ¿novio/amigo/amante/eventual/quiensabequé?) ¡Somos humoristas! Y por eso, nuestro plan de salvataje es hacer chistes, todos los que podamos. Y compartirlos con usted, lector.




fuente página 12

decadencia y protagonismo

Una opinión
La decadencia de la UCR y el protagonismo de Alfonsín

La responsabilidad que le cabe al histórico dirigente del radicalismo. Pudo cambiar la historia. No pudo o no quiso, pero nunca dejó la escena política.
Por Alejandro Horowicz. Sociólogo
La responsabilidad por la decadencia de un partido político difícilmente suele reconocer un responsable personal. Por lo general, razones sociológicas más abarcativas –el clima de época, la desintegración del orden social, conflictos sin superación positiva, crisis en el entramado que representa– suelen absorber las pifiadas personales. Las explicaciones omnicomprensivas suelen encubrir graves errores de conducción, errores que pasan inadvertidos tras la mecánica de una decisión institucional. El error de cálculo suele ser la contracara de la dificultad de evaluar un curso de acción, y este error siempre tiene inequívocos responsables personales.
Tras el derrumbe del poder militar en el ‘83, un partido pasó de beneficiario directo del orden anterior a víctima propiciatoria de su funcionamiento: la Unión Cívica Radical. Y un dirigente acompañó biográficamente esa eclipse: Raúl Alfonsín.
Muy pocos presidentes tuvieron la posibilidad de producir un vuelco en la historia colectiva (en mi contabilidad solo tres: Perón, Alfonsín y Kirchner), ninguno fue capaz de impulsar un nuevo curso. No nos proponemos analizar los motivos de esta invariante histórica, sino asumir un dato: aquí la potencia política del régimen presidencial es muy grande; el presidente es por tanto responsable decisivo de su acción de gobierno. En el caso de Alfonsín esta responsabilidad excede largamente esta función. Avancemos con orden. No sólo fue el dirigente radical clave durante los años de plomo –su participación en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, a la que lideró genuinamente, le dio un espacio único–, sino que supo manejar como nadie la proximidad a la dictadura del ‘76 –que contó con su apoyo explícito, basta releer la revista que dirigió, Propuesta y Control, para constatarlo– al tiempo que construyó la prudente distancia –rechazo de la ley de autoaministía de los militares– que le permitiría capturar el voto juvenil en 1983. Y desde allí acceder, por primera vez para un radical, desde 1945, mediante elecciones libres, a la primera magistratura. Era el radical capaz de batir electoralmente al peronismo. Juan Alemann, secretario de Hacienda de la gestión de Martínez de Hoz, escribió después de las elecciones del ‘83 una celebrada nota en Ámbito Financiero, titulada De nada, doctor Alfonsín; allí explicaba que las transformaciones de la siniestra dictadura le habían posibilitado la victoria. Una clásica interpretación omnicomprensiva, y por tanto un modo particularmente injusto de desconocer sus méritos en tan restallante victoria.La pendiente radical. Una cosa es maniobrar para conquistar la mayoría –ésa es la principal capacidad política de Raúl Alfonsín– y otra bien distinta, gobernar el salvaje potro de la historia nacional. Digámoslo sin eufemismos: él no posee esa última destreza. Ergo, cuando de gobernar se trata, pierde el enorme caudal acumulado en el proceso anterior. Es un maestro en el arte de protagonizar un punto de convergencia política, y un mediocre en la tarea de dirigir un gobierno nacional. Por tanto, en el poder no le preocupa demasiado al establishment, al que cede hasta agotarse, pero en el llano, Alfonsín debiera preocupar a todos los gobiernos. Y a nadie se le escapa que ahora está en el llano, tras recorrer una pendiente poco habitual. Echemos una mirada rápida. En las elecciones nacionales del 2003 el radicalismo obtuvo el 2,34 por ciento de los votos emitidos, lo que permite afirmar sin cargar mucho las tintas que obtuvo más en la interna que en la nacional. Y ése es un dato preocupante: el caudal radical quedó en manos de Carrió (14,05 por ciento) y López Murphy (16,37 por ciento), pero ninguno de los dos se presentó a las internas de la UCR porque no las podía ganar. Y acá está el punto: la independencia del aparato político permite falsificar la voluntad popular; de modo que Alfonsín, sin caudal societario real, se adueñó de la marca. El partido centenario condenó a sus votantes a una brumosa diáspora, para asegurar a los fieles de Alfonsín la conducción nacional. Una oligarquía política, en sentido aristotélico. En las elecciones del 2007, el radicalismo concurrió con candidato prestado por el oficialismo: Roberto Lavagna. En cambio, el oficialismo sumó al ex gobernador radical de Mendoza. Tomar a Lavagna era el modo de capear otra crisis en la que la UCR no podía repetir la elección del 2003, y ese módico objetivo se alcanzó. Alfonsín preservó su lugar en el juego, lo demás pasó a tercer plano. En cambio, incluir a un radical K en la fórmula no aportó en cuanto a caudal, sino a formar una imagen que buscaba distanciarse de las fuerzas tradicionales. Conviene subrayar que la fórmula Cristina Fernández de Kirchner y Julio Cobos no la sostenía el PJ, sino el Frente para la Victoria. Y que el justicialismo carecía, por ese entonces, de destino previsible. La oposición –sobre todo mediática– eligió desgastar rápido a la flamante presidenta, con el argumento de la continuidad. El escándalo de la valija venezolana fue el principal argumento. Tanto que durante los primeros días el conflicto campero no ganó la tapa de los diarios. Bastó que la Sociedad Rural venciera en el espacio público, para que el gobierno traspasara el debate al Congreso. Y que el Congreso espejara agónicamente la nueva relación de fuerzas. En ese instante Cobos, que no estaba en el libreto de nadie, produjo el vuelco, pasando de figurita decorativa a héroe de la derecha nativa. En ese punto Alfonsín volvió a mostrar quién era: un punto de reagrupamiento posible, de Cobos, de la oposición, de la diáspora radical, de la política nacional. El departamento de la Recoleta recuperó glamour, y en solemne peregrinación los fragmentos de un poder disperso intentan recomponerse. El milagro surge de un error de cálculo oficial –las trayectorias importan poco– y si el error vuelve a repetirse, el próximo candidato de la oposición en el 2011 lo decidirá Raúl Alfonsín.
fuente: el argentino.

miércoles, 1 de octubre de 2008

licastro y lo estratégico de la paz

Delegación Argentina
Junta Interamericana de Defensa
2405 I Street, NW
Washington, DC 20037


LA PAZ COMO RECURSO ESTRATÉGICO *


Señoras y señores:

Me es muy grato presentar la perspectiva argentina en la construcción de las medidas de confianza con Chile, en esta conferencia conjunta organizada tan cordialmente por la Junta Interamericana de Defensa -JID-. La finalidad propuesta es extraer conclusiones académicas y didácticas que puedan resultar interesantes en la dinámica de la realidad regional y continental de las Américas.

En nuestro concepto, el punto de inicio de este recorrido fructífero de valor político, diplomático y militar es el Acuerdo del Beagle de 1978, logrado con la generosa intervención de Juan Pablo II quien, como él mismo lo afirmara en un momento histórico crucial, prefirió arriesgar el prestigio internacional de la Santa Sede en una mediación difícil, que aceptar pasivamente una guerra entre países hermanos, de incalculables consecuencias proyectadas en el espacio y en el tiempo.

Esta presencia lúcida y carismática fue la que guió las conversaciones diplomáticas que culminaron en el Tratado de Paz y Amistad, firmado en Roma el 29 de noviembre de 1984, y que hoy ilumina las relaciones entre ambos estados en una época diferente y superadora.

Lo útil mira al porvenir

Una sabia reflexión de la filosofía clásica dice que “lo útil mira al porvenir” [Aristóteles], y es con ese espíritu que resulta adecuado tratar este Acuerdo, cuya dinámica basada en la pacificación y el consenso llevó directamente del conflicto a la confianza y de la confianza a la apertura en las relaciones exteriores de Argentina y Chile. Esta nueva concepción, expresada en la voluntad política de los estadistas y fundada en la amistad histórica de los pueblos, permitió en forma rápida y sucesiva solucionar totalmente los problemas limítrofes pendientes en una de las fronteras más largas del mundo, dominada por una gran cordillera y la presencia austral de los hielos continentales.

En sólo 30 años, el tiempo apenas de una generación, las medidas de confianza mutua se multiplicaron hasta culminar en la integración de la Fuerza de Paz Combinada “Cruz del Sur”, cuyas recientes ejercitaciones en la ciudad argentina de Comodoro Rivadavia [2008], verificaron su preparación y capacitación de excelencia para cumplir misiones de paz con mando unificado. Una transformación notable, a tono con el verdadero arte de la conducción política, que debe nutrirse siempre de iniciativa e innovación para adaptarse creativamente a las oportunidades de la evolución y abrir así nuevas perspectivas para todos.

Esta velocidad en la resolución de problemas que se habían eternizado en épocas pasadas y que, manejados con la arbitrariedad propia de las dictaduras, pusieron a ambos países al borde de una guerra fratricida, prueba hasta que punto las motivaciones del conflicto eran artificiales y sectoriales. Ellas no representaban, de ningún modo, la opinión de pueblos hermanos, sancionada de modo ejemplar por la historia durante 200 años de hipótesis, amenazas y crisis, correspondientes a viejas teorías geopolíticas, pero que nunca pudieron forzar ninguna guerra. En consecuencia, esta frontera tan larga y compleja fue también, por la realidad inapelable de los hechos, una de las fronteras más pacíficas y estables del mundo.

No podría ser de otra manera, porque Argentina y Chile nacieron a la independencia unidos para conquistar la libertad. Una gesta encabezada por San Martín y O’Higgins, que posibilitaron que una fuerza –diríamos hoy multinacional- con una insignia continental, la bandera del Ejército de los Andes, incorporara también soldados de lo que actualmente son Bolivia, Paraguay y Uruguay, para llevar su gloriosa campaña al Perú y el Ecuador.

Allí se encontraron con las tropas venezolanas y colombianas del Libertador Bolívar, sellando la soberanía de la América del Sur, en forma comparable a la acción de Washington en la América del Norte –en las 13 colonias británicas de entonces- pero obviamente con una mayor vastedad territorial por las tierras y mares emancipados en conjunto del imperio español.

¿Qué nos mantuvo unidos y en paz, por sobre los incidentes tantas veces inducidos por metrópolis neocoloniales para “dividir y reinar”?. Sin duda fue la identidad cultural, en cuyo seno hay inscriptas creencias profundas que avalan el sueño de un destino compartido. Sentimientos e ideas que la democracia restaurada puede y debe fortalecer y llevar a la práctica: los derechos inviolables de la persona humana, la equidad y la justicia social, y el desarrollo educativo, tecnológico y económico. Grandes retos presentes y futuros que no pueden encararse con éxito de manera aislada, sino asumiendo en plenitud la era del continentalismo y la integración.

Esta realización universal, en la actualidad, de las teorías geopolíticas y geoeconómicas que señalaban y señalan el paso obligado por la instancia de la unión regional, para fomentar el desarrollo integrado, y así evitar los aspectos negativos de una globalización asimétrica, desafían la trayectoria argentino-chilena, a mitad de camino aún entre el acercamiento, la apertura y una real asociación en sus múltiples significados.

Es imposible que este camino vuelva al viejo escenario de competencia y rivalidad, en una dirección retrógrada que iría contra todas las tendencias modernas en lo político, económico y social. Pero también es cierto que una simple relación amistosa, acotada a pequeños proyectos, no cubriría la expectativa de los pueblos, ni aprovecharía el enorme potencial de nuestros países para concretar intereses y coordinar acciones de gran beneficio mutuo, a fin de acceder en forma inteligente al futuro.
Hacia una asociación estratégica

En este punto, y aunque parezca paradójico, la confianza mutua en el plano militar – que inició este proceso – resulta insuficiente, ante la posibilidad de establecer un nuevo tipo de relación, caracterizada por la asociación estratégica. Ella supone comprobar y ratificar las condiciones dadas para formular propuestas mayores a mediano y largo plazo, a fin de ir asumiendo una identidad unificada para el desarrollo de ambas naciones: sea por sí mismas, sea por el marco regional que la requiere como condición de su propia factibilidad, en la iniciativa de crear el Consejo Sudamericano de Defensa.

Esta fue la concepción que prevaleció en tres grandes estadistas sudamericanos –Juan Perón, Getulio Vargas e Ibáñez del Campo- quienes ya a mediados del siglo XX se anticiparon con el proyecto precursor del “ABC” [Argentina-Brasil-Chile]. Ellos comprendieron que la unión económica sería imposible con un conflicto permanente y estéril en el espacio de gran valor estratégico del cono sur del continente.

Baste observar el mapa para comprender el determinismo geográfico de una relación binacional proyectada realmente al futuro. Allí vemos a dos únicos países americanos australes, compartiendo una cordillera que sintetiza las cuencas atlántica y pacífica con una dimensión bioceánica; de cara a los grandes pasajes marítimos creados por la naturaleza; y frente al continente antártico que registra su presencia esforzada en estas latitudes y los convierte de hecho y de derecho en estados bicontinentales.

En cuanto a las vías diplomáticas, y descartada para siempre la intemperancia del unilateralismo, deben considerarse armónicamente la acción bilateral y la acción multilateral, que no sólo no se excluyen, sino que son confluyentes y complementarias. Esto es así tanto a nivel del Mercosur ampliado, como de Unasur, para ir compatibilizando progresivamente la identificación de objetivos comunes, la definición de prioridades, la determinación de los principales actores y mecanismos de acción, y el establecimiento de las instituciones responsables.

La prudencia, la discreción y las buenas maneras siempre serán válidas para el ejercicio profesional de las relaciones internacionales, pero no pueden sustituir las iniciativas esenciales y las propuestas sinceras, para dar nueva vida a la interacción entre estados vecinos y afines en una etapa distinta de su trayectoria. Esta verdad elemental cierra el capítulo intrascendente de un juego diplomático anacrónico, que tanto tiempo malgastó en el laberinto de las hipótesis de conflicto, negando las tareas compartidas de un progreso necesario y obvio.

Por esta razón, que es común a todos los países hermanos de la región, tenemos la oportunidad histórica –que quizás no se repita fácilmente- de dar pasos inéditos para ir alcanzando una nueva clase de entidad política, económica y militar. Así se advierte en el ejemplo de lo que ocurre en la Unión Europea, en la América del Norte y en la América Central, con sus propias realidades y criterios de acción, pero siempre tras el esfuerzo imprescindible de imaginar una nueva clase de poder colectivo, para el mejor equilibrio y prosperidad de las diferentes regiones del mundo.


Un desarrollo mancomunado, integral y sostenido

América de Sur por su posición territorial y cultural representa lo que se ha definido sugerentemente como el “extremo occidente”; y que por una paradoja de la globalización, está determinada a un mayor enlace económico y comercial con las potencias emergentes del “extremo oriente”.

Los efectos del comercio a gran escala entre ambos espacios geoeconómicos son incalculables, específicamente para quienes compartan una visión bioceánica que ya no está encerrada por fortuna a las líneas de mira de los buques de guerra. Ella pertenece ahora a la potencialidad mancomunada de la infraestructura portuaria, marítima y de los corredores de movilización y transporte para un intercambio mutuamente fructífero, que cada día implementará nuevas técnicas y tácticas de crecimiento.

Por eso afirmamos que la paz es un recurso estratégico, junto a la consolidación y perfeccionamiento de la democracia, para acompañar esta tendencia inexorable al desarrollo integral y sostenido, que nuestros países necesitan para salir simultáneamente de la marginación en cuestiones económicas y de seguridad internacional. Esto equivaldrá a autodeterminar nuestra existencia y elegir nuestro destino. Es decir: cumplir con la promesa fundacional lanzada al testimonio de los tiempos por nuestros padres de la patria.

El bicentenario de nuestra libertad es un horizonte propicio para repensar nuestra vocación de soberanía y dignidad. Ellas no se concretarán por medio de un nacionalismo insularizado que no tenga en cuenta la cuestión nacional de los países vecinos, como muchos latinoamericanos creímos en algún momento de nuestra militancia juvenil. No en vano hemos debido madurar en el escenario esclarecedor de la dinámica histórica, para comprender definitivamente que en 2010, como en 1810, el ideal heroico y vibrante es el de la construcción de la patria grande.

Cuando la divina providencia construyó la Cordillera de los Andes, en el curso de una evolución geológica que persiste, sabía que los pueblos que habitarían a ambos lados de este monumento de la naturaleza – los pueblos trasandinos formados de sangres originarias e inmigrantes – tendrían las posibilidades y los problemas de toda unión de hermanos. Falta ahora nuestra colaboración para que la mano del hombre siga la obra de la creación en la evolución de la conciencia colectiva de nuestras sociedades, transformando el sentido geopolítico de las fronteras, de motivo de conflicto a puente de encuentro y realización de una unidad más fuerte.

No se trata de una actitud excesivamente idealista ni ingenua, porque ningún estado que se precie de tal, abandona su defensa nacional ni descuida su integridad territorial. Por el contrario, la asociación mutua es una decisión realista y necesaria, gestada en la maduración de una cultura estratégica, capaz de sumar factores diversos y múltiples a favor de la identidad histórica, la vecindad geográfica y el nuevo poder de la unión regional.

De qué otro modo podríamos comprender y adaptarnos a la velocidad de cambio de un mundo donde ocurren hechos impensables para nuestra generación: la implosión de la Unión Soviética, la caída del Muro de Berlín, la unidad de Europa el continente que generó las guerras mundiales, el ascenso vertiginoso de China e India, el ataque terrorista a las Torres Gemelas y el derrumbe de Wall Street. Sucesos no siempre producidos por un enemigo exterior, pero que reclaman una participación más activa de los pueblos en la construcción pacífica y laboriosa de su propio destino.

Muchas gracias.

* Exposición del Ministro Julián Licastro, Jefe de la Delegación Argentina, en la conferencia “Construyendo medidas de confianza con éxito – Caso: Argentina – Chile”, organizada por la Junta Interamericana de Defensa, en su sede, Washington, 1º de octubre de 2008.

las contradicciones de mariano


Cada vez más claro, Mariano. El mismo que se ha emocionado por el voto no positivo del vicepresidente Cobos y ha convocado a la rebeldía de los legisladores oficialistas y celebra las traiciones al gobierno nacional (argentino, por supuesto), ahora llama pusilámines a los republicanos que no son obedientes a Bush. La nota que sigue no tiene despedicio como es el pensamiento lineal de defensa de intereses (de los de EEUU, por supuesto).

Pusilánimes

Por Mariano Grondona Especial para lanacion.com

Lo más sorprendente no es que la Cámara de Representantes haya rechazado el plan de salvataje del presidente Bush. Lo más sorprendente es que la mayoría que le votó en contra haya estado compuesta por sólo 95 representantes demócratas (40 por ciento de la bancada) y por nada menos que 133 representantes republicanos (dos tercios de la bancada). Con otras palabras: que en una hora de emergencia como ésta, al presidente Bush lo hayan derrotado los miembros de su propio partido.
Ortega y Gasset escribió: "Yo soy yo y mi circunstancia". Lo cual quiere decir que la valía de los hombres ha de ser medida en relación con las circunstancias, grandes o pequeñas, que les toca vivir. Cualquiera que enfrente una pequeña circunstancia puede superarla aun cuando él mismo sea pequeño. Pero sólo los grandes pueden enfrentar las crisis, las grandes circunstancias.
Y así es como define el diccionario al "pusilánime" (del latín "pusillus", "pequeño"), al "falto de ánimo para intentar cosas grandes". Lo contrario del pusilánime es el "magnánimo", el que tiene "grandeza y elevación de ánimo".
¿Cómo llamaremos entonces a esos 133 representantes republicanos que le fallaron a su presidente en esta hora dramática? ¿Los llamaremos pusilánimes o los llamaremos magnánimos? Según nos llegan las noticias, hubo dos motivaciones preponderantes en la sorprendente votación republicana. Algunos representantes votaron en contra de Bush porque, pese a todo lo que pasa, siguen creyendo en el mercado y descreyendo del Estado. La iniciativa de Bush suponía un intervencionismo gigantesco, nunca visto, en la economía norteamericana. Fieles a su convicción conservadora, entonces, algunos representantes republicanos le votaron en contra. Quizás estén errados pero si erraron, en todo caso, fue por fidelidad a un principio. Los republicanos que votaron contra Bush por lealtad a un principio aun en medio de la peor de las crisis, tienen carácter. Son magnánimos. No es difícil imaginarlos, si las circunstancias lo exigen, muriendo por su patria.
Pero también nos dicen las noticias que otros representantes republicanos votaron contra Bush porque, conociendo su abrumadora impopularidad, vieron en la votación una dorada oportunidad para "despegarse" de él a un mes de las elecciones en que no sólo estará en juego la presidencia sino también sus bancas. Estos son los pusilánimes. Aun siendo como son, los pusilánimes son útiles en tiempos ordinarios. Que a nadie se les ocurra convocarlos, empero, cuando suene el clarín de la batalla porque ellos no creen, como Borges, que "siempre el coraje es mejor".

Parece que a la gente no le gusta este lockout


Las encuestas dicen que la opinión pública rechaza una nueva protesta de la Sociedad Rural

Capital Federal - Según se desprende de varios sondeos difundidos este lunes, la mayoría de las personas consultadas creen que el camino para avanzar en la solución de la problemática del agro debe darse por la vía del diálogo . Mientras Alfredo De Angelis nos sonríe desde la foto.

La firma CEOP hizo un trabajo de campo en el que ante la consulta qué le parece la metodología de protesta de la Sociedad Rural Argentina al no vender productos, el 89,7 % se manifestó en desacuerdo y con relación a los cortes de rutas, el 78,8 % cree que no es la forma para reclamar. Además, el 72,3 % de la muestra de opinión supone que puede haber aumentos arbitrarios de precios de los alimentos si el sector agropecuario deja de vender. CEOP recogió que el 66 % de los consultados entiende que la mejor manera de resolver los problemas es a través del diálogo y el 53,6 % está en desacuerdo con la protesta del sector. Analogías obtuvo que el 72,3 % entiende que un paro de los ruralistas perjudicaría al resto de la Sociedad en tanto que ante la pregunta qué deberían hacer los dirigentes del agro, la respuesta fue que 64,3 % dice que tiene que seguir conversando con el Gobierno. Y el 76,4 % está en desacuerdo con los cortes de las rutas y de frenar la comercialización de alimentos. Por otra parte, la empresa Ricardo Rouvier & Asociados preguntó a la Ciudadanía cuál era el nivel de acuerdo con un paro del campo, y el 63,2 % se manifestó en contra.

organizaciones por una nueva ley de radiodifusión

Organizaciones piden una nueva ley de radiodifusión

La Asociación por los Derechos Civiles (ADC), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), la Federación Argentina de Carreras de Comunicación Social (FADECCOS), el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) y Poder Ciudadano, presentaron ayer un documento en donde pidieron una nueva Ley de Radiodifusión. Señalaron allí que “compartimos la certeza de que es impostergable la sanción de una nueva ley de servicios de comunicación audiovisual en nuestro país que reemplace a la norma vigente sancionada durante la última dictadura militar”. Pidieron también que la nueva norma debería “establecer un marco regulatorio que favorezca la diversidad y el pluralismo informativo, y fije límites precisos a la concentración de la propiedad de medios. Del mismo modo, es necesario garantizar el acceso a las licencias sin discriminación para las organizaciones sin fines de lucro, y una regulación que garantice la independencia de los medios públicos con respecto a los gobiernos de turno”. Consideraron que “es imprescindible que se sienten las bases de una autoridad de regulación cuyo funcionamiento e integración plural garanticen la participación del conjunto de los interesados, así como la autonomía y la transparencia de sus acciones”. El documento completo se puede leer, entre otros sitios, en el de FOPEA.

El revólver de Wall Street


Nos quieren meter miedo

Por Michael Moore
Esto es lo que sucedió:La carrera presidencial puede estar todavía muy pareja en las encuestas, pero las carreras en el Congreso están señalando una victoria aplastante para los demócratas. Pocos discuten la predicción de que los republicanos van a recibir una paliza el 4 de noviembre. Hasta 30 bancas republicanas en la Cámara de Representantes se perderían en lo que sería un increíble repudio a su agenda. Los representantes del oficialismo tienen tanto miedo de perder sus bancas, que cuando apareció esta “crisis financiera” hace dos semanas, se dieron cuenta que habían entregado su única oportunidad de separarse de Bush antes de la elección, mientras hacían algo que los hiciera parecer como que estaban del lado de “la gente”.Estaba mirando ayer C-Span, una de las mejores comedias que he visto en años. Ahí estaban, un republicano después de otro que habían apoyado la guerra y hundido al país en una deuda record, que habían votado para matar cualquier regulación que hubiera mantenido a Wall Street en control —¡ahí estaban, lamentándose y defendiendo al hombrecito común!—. Uno tras otro se pararon en el micrófono de la Cámara baja y tiraron a Bush bajo el ómnibus, bajo el tren (aunque habían votado por quitarles los subsidios a los trenes también), diablos, lo hubieran tirado bajo la aguas crecientes de Lower Ninth Ward (barrio de Nueva Orleans) si hubieran podido conjurar otro huracán.Los 95 valientes demócratas que rompieron con Barney Frank y Chris Dodd era los héroes reales, igual a aquellos pocos que se pararon y votaron en contra de la guerra en octubre de 2002. Miren los comentarios de ayer de los republicanos Marcy Kaptur, Sheila Jackson Lee, y Dennis Kucinich. Dijeron la verdad. Los demócratas que votaron por el paquete lo hicieron en gran parte porque estaban temerosos de las amenazas de Wall Street, que si los ricos no recibían su dádiva, los mercados enloquecerían y entonces adiós a las pensiones que dependen de las acciones y adiós a los fondos de retiro. ¿Y adivinen qué? ¡Eso es exactamente lo que hizo Wall Street! La caída más grande de un solo día en el Dow en la historia de la Bolsa de Valores de Nueva York. Anoche los nuevos presentadores de televisión lo gritaban: ¡los estadounidenses acaban de perder 1,2 billón de dólares en la Bolsa! ¡Es el Pearl Harbour financiero! ¡Se cae el cielo! ¡Gripe aviar! Por supuesto, la gente cuerda sabe que nadie “perdió” nada ayer, que los valores suben y bajan y que esto también pasará porque lo ricos comprarán ahora que están bajos, los sostendrán, luego los venderán, y luego comprarán nuevamente cuando estén bajos. Pero por ahora, Wall Street y su brazo de propaganda (las redes y los medios que poseen) continuarán tratando de meternos miedo. Será más difícil conseguir un préstamo. Algunas personas perderán sus empleos. Una débil nación de peleles no durará mucho bajo esta tortura. ¿O sí podremos?Esto es lo que creo: el liderazgo democrático en la Cámara baja esperaba secretamente todo el tiempo que esta pésima ley fracasara. Con las propuestas de Bush hechas añicos, los demócratas sabían que entonces podían escribir su propia ley que favorece al promedio de los estadounidenses y no al 10 por ciento más rico que está esperando otro lingote de oro. De manera que la pelota está en la manos de la oposición. El revólver de Wall Street todavía le apunta a la cabeza. Antes que den el próximo paso, déjenme decirle lo que los medios silenciaron mientras se debatía esta ley:1. La ley de salvataje NO tiene provisiones para el llamado grupo de supervisión que iba a monitorear los gastos de Wall Street de los 700.000 millones;2. NO consideraba multas, sanciones o prisión para ningún ejecutivo que pudiera robar algo del dinero del pueblo;3. NO hizo nada para obligar a los bancos y a los prestamistas a reescribir las hipotecas del pueblo para evitar ejecuciones ¡Esta ley no hubiera detenido ni UNA ejecución!4. En toda la legislación NO había nada ejecutable, usando palabras como “sugerido” cuando se referían a que se le devolviera el dinero del rescate al gobierno;5. Más de 200 economistas escribieron al Congreso y dijeron que esta ley podría empeorar la “crisis financiera y causar aún MAS de una caída.Es hora que nuestro lado establezca claramente las leyes que nosotros queremos pasar.

Traducción: Celita Doyhambéhére.

fuente El Ortiba

Opinión. Por la derecha y a contramano


Por la derecha y a contramano

Por Raúl Dellatorre
Una semana atrás, Eduardo Buzzi era reelecto titular de la Federación Agraria. Hugo Biolcati asumía, al mismo tiempo, la presidencia de la Sociedad Rural. Para los protagonistas de la medida de fuerza dispuesta ayer, la Mesa de Enlace, deben haber sido hechos tremendamente más importantes que el derrumbe de bancos internacionales y el callejón sin salida en el que parece entrar la principal economía del mundo. Porque estos hechos internacionales no la detuvieron en su determinación de volver a la pelea, mientras aquellos acontecimientos domésticos, por el contrario, la llenaron de renovados bríos. La conducción cuatripartita del sector rural más concentrado se lanzó nuevamente a la pulseada con el Gobierno, aprovechando el vacío que dejan otros sectores de oposición y las debilidades del Gobierno para hacer visible una política agropecuaria pensada para “otro campo”: el de los pequeños agricultores, el de la diversificación productiva, el de las economías regionales.
Pasaron dos meses y medio, casi, desde el rechazo de las retenciones móviles en el Senado. Tiempo suficiente para que las entidades agrarias le encontraran la vuelta a un conflicto que parecía vaciado de contenido, después del triunfo a lo Pirro contra el esquema oficial de retenciones que llevaron a los productores pequeños a pagar tasas más elevadas. Tiempo que también aprovecharon para cerrar filas con sectores de la oposición pensando en 2009: Julio Cobos se convirtió casi en un referente del sector, Gabriela Michetti, en la cara “tolerable” del macrismo, ex duhaldistas y ex radicales (y sin los ex también) como buenos compañeros de ruta para andar por Buenos Aires o Santa Fe.
La perspectiva política alivió las tensiones de la interna de Federación Agraria entre Buzzi y Alfredo De Angeli. Con el primero candidateándose el año próximo en la arena política, el camino quedaría allanado para De Angeli para septiembre próximo, cuando se renueven autoridades en FAA y pueda convertirse en su presidente. Con la perspectiva de la consolidación de una alianza de centro y derecha que aglutine a toda la mesa de enlace, Llambías juega sus fichas a la provincia de Buenos Aires y les cede parte del protagonismo a Buzzi y Biolcati, confiando en que sus espaldas ideológicas estarán bien custodiadas.
La derecha urbana triunfante y los sectores rurales más concentrados se sienten cómodos marchando juntos. El discurso de confrontación de los segundos elige temas sensibles para el sector agrícola, como la sequía, pero privilegia un modelo de acumulación en el que la disputa por la apropiación de la renta es el eje principal. Hoy, con precios muy inferiores (la soja a menos de 400 dólares la tonelada) a los de seis meses atrás. Critica la participación del Estado en la formación de precios. Habla de “un nuevo modelo productivo”, eufemismo que enmascara el viejo modelo productivo agrícola basado en el libre mercado, en el que la lógica del comercio internacional y de las transnacionales que lo controlan es la que determina qué producir, cuánto y dónde.
Desde esa perspectiva, los problemas de los productores chicos, la agricultura en áreas extrapampeanas y las pequeñas explotaciones ganaderas o de cultivos regionales son una cuestión social que debe ser resuelta con asistencialismo. No es lo mismo encarar desde allí el asunto, que plantear que es un problema económico y estructural. Bajo este otro punto de vista, la intervención del Estado se vuelve fundamental para definir un modelo distinto al monocultivo, y para impedir la concentración regional en cinco o seis empresas que acopien y comercialicen la producción total, sea ésta algodón, yerba mate o caña de azúcar.
El proyecto de dotar a la Secretaría de Agricultura y Ganadería de un área de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar apunta, precisamente, a dar respuestas en ese sentido. Pero, inexplicablemente, su implementación se fue demorando. No hubo reacción o faltó decisión política para lanzar un modelo que confronta con las organizaciones tradicionales de la Mesa de Enlace, dando respuestas y abriendo espacios a ese “otro campo”, el de las necesidades reales. No se hizo. La Mesa de Enlace tomó la iniciativa. Y corrió el eje del debate a la derecha.
Fuente Página 12.

martes, 30 de septiembre de 2008

Los dirigentes rurales quieren más

un nuevo lockout patronal

Los dirigentes rurales de los diferentes distritos de la provincia de Buenos Aires volverán a la vera de la ruta el próximo viernes, luego de que la Mesa de Enlace determinara un plan de lucha contra el Gobierno nacional. Se quejan tambien de las pérdidas en los precios de las exportaciones por el impacto de las crisis financiera de Estados Unidos. Según anunciaron los dirigentes rurales de las cuatro entidades, "la inseguridad de los mercados y el incremento de los precios hizo que tomemos nuevas medidas de fuerza".A partir de las 00.00 del viernes se realizará el cese de comercial de granos, como así también, de hacienda respecto a las exportaciones, aunque aclararon que quedan exceptuados los productos perecederos. Otra de las medidas es que durante los seis de medidas de fuerza se llevarán adelante jornadas de protestas en todos los pueblos del interior, un acto en San Pedro, previsto para el 8 de octubre y la instalación de una carpa frente al Congreso. "La Comisión de Enlace permanecerá en estado de sesión permanente", concluyeron los dirigentes rurales.

¿qué hacemos con el tio sam?


las encrucijadas del progresismo

CHACHO ALVAREZ Y CHANTAL MOUFFE
EN UN DEBATE
SOBRE EL ESCENARIO SUDAMERICANO

En un encuentro organizado por el Cepes, políticos y politólogos analizaron los logros y las limitaciones de los nuevos gobiernos de la región. La deuda de revertir la desigualdad social y la necesidad de reformular el centroizquierda.

Por Javier Lorca
“En un mundo con pocas ideas de cambios, Sudamérica es una de las regiones más vibrantes”, postuló Carlos “Chacho” Alvarez en la apertura de un encuentro de reflexión sobre los “gobiernos progresistas” de la región. Políticos y politólogos ensayaron balances y perspectivas de las experiencias nacionales desarrolladas durante los últimos cinco años. Y hubo, más acá de los contrastes y la diversidad de miradas, un diagnóstico consensuado: pese a los cambios emergentes, el núcleo duro de la desigualdad social pervive intacto.
El debate fue organizado por el Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (Cepes) y las fundaciones Friedrich Ebert y Jean Jaurés. En el Hotel Claridge, el encuentro comenzó con un panel dedicado a “2003-2008, más de un lustro de la izquierda en el gobierno”. Chacho Alvarez y la politóloga belga Chantal Mouffe abrieron la discusión, que luego continuaron Carlos Ominami, de Chile; Carlos Gaviria Díaz, de Colombia; Ana María Sanjuan, de Venezuela, y Ausberto Rodríguez Jara, de Paraguay, y Valter Pomar, de Brasil (ver aparte).
Como entrada a su análisis, Alvarez propuso evitar “la diferenciación entre gobiernos prolijos y peligrosos, reformistas y revolucionarios”, y se centró en las afinidades entre “las ocho experiencias de cambio que vive Sudamérica” –donde incluyó a Venezuela, Ecuador, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Chile–, “procesos que tienen una raíz común en el fracaso del modelo neoliberal de los ‘90”. El ex vicepresidente desbrozó esas características comunes en siete ideas:
- La definición de nuevos proyectos nacionales.
- Como un reflujo de lo ocurrido en la década previa, cuando los ministros de Economía pautaban los pasos de los gobiernos, se produjo “un recentramiento de la política, una subordinación de la economía a la política”.
- Parte de esa reversión, en lugar del mercado volvió a posicionarse el Estado.
- “Una redistribución de los bie-nes públicos y sociales”, una ampliación de la ciudadanía y del reparto del poder.
- Se avanzó hacia “una transformación productiva” y una “diversificación de la estructura”.
- Los nuevos gobiernos buscaron “una inclusión autónoma en la globalización”.
- Amén de los proyectos nacionales, los gobiernos apostaron “por una mayor integración regional” (Mercosur y Unasur).
Junto a esas similitudes, Alvarez señaló la existencia de diferencias relacionadas con el impacto diferencial del neoliberalismo. “No es casual que en Venezuela, Bolivia o Ecuador hayan surgido liderazgos parecidos, personalistas, ante la implosión de sus sistemas de partidos. A diferencia de lo que ocurrió en Brasil, Uruguay o Chile, donde se dieron procesos de cambio con fuerte rol de los partidos.” Al de Argentina, el titular de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur lo consideró un caso intermedio, por la conjunción de ruptura económica y continuidad política respecto de los ’90. Como cierre, destacó que los ocho países analizados reúnen tres deudas: “una mejor democracia, con instituciones más densas”; “un desarrollo más sostenido”, y “superar la desigualdad social mediante la distribución de la riqueza”. “Nunca se dieron estos tres órdenes en forma conjunta”, concluyó.
El mal ejemplo
¿Cuál es, para los gobiernos latinoamericanos, el ejemplo a no seguir? La respuesta de Chantal Mouffe: “La experiencia desastrosa” de las socialdemocracias europeas, cuyo problema “se localiza en la idea de centroizquierda”. Para la politóloga, “la famosa idea de la Tercera Vía fue presentada como la modernización de la socialdemocracia y, en realidad, fue la liquidación de la socialdemocracia”. Por esa vía, socialistas y comunistas aceptaron la premisa de “pensar más allá de izquierdas y derechas” y así se encontraron más al centro. Como aspecto positivo, esto implicó “el abandono de la idea de que los proyectos de izquierda debían significar un modelo revolucionario jacobino” y abrió un reconocimiento del pluralismo. “El problema es que se pasó de un modelo de amigo-enemigo, donde era necesario destruir para construir, a un modelo liberal, donde el oponente es concebido como un competidor. No se consideran estructuras de poder, sino intereses en competición.”
Como consecuencia de ese trueque, el centroizquierda dejó de apuntar a transformar las relaciones de poder y pasó “a imaginar que el terreno creado por el neoliberalismo no tiene alternativas”. El resultado es “una situación pospolítica”, porque “no se reconoce la dimensión del antagonismo, que es constitutiva de lo político”, dijo, retomando la tesis desarrollada en su libro En torno de lo político. El alto abstencionismo electoral de la ciudadanía sería un síntoma de esa pospolítica y una advertencia sobre la movilización que podrían convocar los populismos de derecha.
La propuesta que planteó Mou-ffe radica en “una democracia agonista”, que reconozca “la naturaleza hegemónica del orden social, no hay orden neutral, siempre hay alternativas y siempre hay estructuras de relaciones de poder”. Desde esa perspectiva, “no hay consenso posible entre proyectos antagónicos”, siempre hay uno que se impone sobre otros. El agonismo de Mouffe esquiva por igual la disyuntiva entre enemigos y entre competidores apelando a la noción de adversarios: “Los adversarios reconocen la legitimidad de las demandas del oponente. Luchan por imponerse a través de procedimientos e instituciones democráticas aceptadas por los adversarios. Hay un consenso conflictual, porque son parte de un espacio simbólico común”. El corolario dirigido a las experiencias latinoamericanas: “Para ser exitosa, una política requiere la creación de un bloque hegemónico. Para la izquierda, es necesario suscitar la adhesión de sectores cada vez más importantes de la sociedad. Es necesario construir un nosotros que no puede ser nunca absolutamente inclusivo: siempre tiene que haber un ellos”.

fuente: Página 12

homenaje al gordo Cooke a 40 años de su muerte


Al Dr. John William Cooke
Buenos Aires
Por la presente autorizo al compañero doctor Don John William Cooke, actualmente preso por cumplir con su deber de peronista, para que asuma mi representación en todo acto o acción política. En este concepto su decisión será mi decisión y su palabra la mía.
En él reconozco al único jefe que tiene mi mandato para presidir a la totalidad de las fuerzas peronistas organizadas en el país y en el extranjero y sus decisiones tienen el mismo valor que las mías.
En caso de fallecimiento, delego en el doctor don John William Cooke el mando del movimiento.
En Caracas, a 2 días de noviembre de 1956.Juan Perón.