lunes, 20 de diciembre de 2010

interesante: los porteños no quieren que se use la fuerza para el desalojo de okupas



Así lo reveló una encuesta realizada por la Universidad de La Matanza a cargo de Raul Aragón. El 60% de los vecinos de la Ciudad considera que no deberían intentar sacar a los ocupantes por la fuerza, y el 42% piensa que se les debería dar una vivienda en otra parte de la Ciudad.

Era previsible que el 86,6% de los porteños crea que los ocupantes no tienen derecho a tomar ilegalmente espacios públicos.
En contraposición, solo el 33,1% piensa que hay que sacarlos por la fuerza; mientras que sólo el 2,4% estima que deben construir sus viviendas allí. Llama la atención que el 22,5% expresa no saber qué hacer.
El estudio se realizó únicamente en la Ciudad de Buenos Aires.

En cuanto a quién debería hacerse cargo de la situación, la respuesta fue contundente: el 62,2% entiende que debería ser tanto el Gobierno nacional, como el de la Ciudad. En este sentido, el 46,6% juzga que son ambos gobiernos los responsables de que la situación haya llegado al punto límite.
Las consideraciones sobre quién sale más perjudicado de todo esto inclinan la balanza hacia Macri: el 41,1% piensa que el Jefe de Gobierno será el mayor damnificado. El porcentaje para la Presidenta es del 16,3%.
En otro tema, el 70% de la población considera que hubo alguien detrás de la ocupación de los predios tomados en las últimas semanas. Sin embargo, a pesar de este alto porcentaje, hay un 47% que desconoce quién pudo ser el responsable. Mientras tanto, el 28% cree que se debe a políticos y punteros, el 10,5% asegura que fue el kirchnerismo y sólo el 7,8% piensa que el culpable es el ex presidente Eduardo Duhalde.
Con respecto a qué hacer con los extranjeros ilegales que participaron en las tomas, el 44,6% señala que deben ser mandados de vuelta a sus países, pero el 33,3% asegura que hay que otorgarles la radicación argentina de inmediato.
Finalmente, cuando se pregunta qué harían si un grupo de personas sin recursos se instalara en la plaza de su barrio con la intención de construir sus viviendas allí, las respuestas son más que dispares. El 26,3% destaca que los echaría por la fuerza; el 18,6% asegura que los denunciaría a la policía o la Justicia; el 14,4% señala que no haría nada o se mudaría a otro lugar; el 10,2% intentaría dialogar con los ocupantes; el 8,7% protestaría pacíficamente. Sólo es 1,4% los apoyaría.

3 comentarios:

maby dijo...

esto es extraño, vivo aca y estoy rodeada de gente con la cabeza estrecha,todo el tiempo oigo boludeces e insultos hacia los que menos tienen. Ojala empiecen a pensar un poco, seria señal de una madurez que los porteños nunca tuvieron.

josé rubén sentís dijo...

Maby, relee esta parte:

"Finalmente, cuando se pregunta qué harían si un grupo de personas sin recursos se instalara en la plaza de su barrio con la intención de construir sus viviendas allí, las respuestas son más que dispares. El 26,3% destaca que los echaría por la fuerza; el 18,6% asegura que los denunciaría a la policía o la Justicia; el 14,4% señala que no haría nada o se mudaría a otro lugar; el 10,2% intentaría dialogar con los ocupantes; el 8,7% protestaría pacíficamente. Sólo es 1,4% los apoyaría".

LP dijo...

Aunque cueste pensarlo, una encuesta refleja un estado de la vida política local bastante deplorable.
Parece que esta ciudad eligió un gobernante a su medida e imagen, parece. Aunque también esta ciudad eligió un gobernante que, en su imaginario, amaina los miedos de la vida en sociedad. Los temores del porteño aumentan al llegar a la General Paz, y se exacerban cuando algo amenaza con convertir su ciudad a la fisonomía del conurbano. Esos miedos se transforman en los números del post.
Ahora urge la necesidad de transformar los miedos en conciencia. Urge la tarea constante del ciudadano militante y políticamente responsable de explicar cada detalle de la vida política, y explicar porque hasta esos espasmos de la necesidad humana que son las tomas y ocupaciones son política. Por políticamente responsable entiendo un ciudadano coherente con su imaginario político, que asume sus opiniones como propias aún cuando esas opiniones respaldan decisiones con resultados desastrosos. Difícil tarea la del ciudadano.