domingo, 21 de diciembre de 2008

cumbio solidaria con flogger asesinado: nuevas pautas culturales



"Mi sentido pésame a la familia y amigos si de alguna manera leen esto", escribió la joven. También criticó la forma en que los medios trataron el tema.
Cumbio vistió de luto su fotolog, por la muerte de su colega.
Cumbio vistió de luto su fotolog, por la muerte de su colega.
Agustina "Cumbio" Vivero, la "flogger" más popular de Argentina, se solidarizó hoy con la familia de su colega Guillermo Joel Cáceres, quien murió en Córdoba tras recibir una feroz golpiza de un grupo de muchachos que lo atacó debido a su apariencia.

"Cumbio" repudió la agresión que sufrió Cáceres, de 16 años, y expresó que siente "mucha bronca" por lo sucedido, en un mensaje divulgado en su "fotolog" personal, (www.fotolog.com/cumbio), que se tiñó de luto este domingo.

Cáceres fue atacado a la salida de un boliche bailable ubicado en la zona de Las Tapias, localidad de Traslasierra, situada a unos 200 kilómetros de la capital cordobesa, y falleció esta mañana en un hospital de Villa Dolores.

En su particular jerga flogger y con errores de ortografía, "Cumbio" escribió un mensaje en repudio al asesinato del joven.

"No solamente le quitaron el derecho de vivir a una persona, sino que dejaron a una familia y a sus amigos debastados (léase devastados), y los medios lo unico que saben decir es mataron a un flogger o mataron a un chico de tal tribu urbana", señaló "Cumbio", que en su particular forma de escibir criticó el tratamiento que le dio la prensa al asunto.

"LES PARECE qe en una situacion asi se puede estar juzgando el estilo? le sacaron la vida, porque no juzgan a los animales que hicieron eso en ves (sic)de fijarse como se vestía el pobre chico, hahhahah , me dio mucha bronca, la violencia que hay, no tiene nada que ver con lo que bailemos o como nos peinemos, la gente está loca? porqe (sic) todos se creen que tienen derecho a discriminar? a rechazar?", agregó.

"Cumbio" también se solidarizó con los parientes y allegados de Cáceres: "Un beso y un abrazo grande para todo cordoba que fue donde sucedió aunque mucha gente no está enterada, mi sentido pésame a la familia y amigos si de alguna manera leen esto", expresó en su sitio web.

"Muchos floggers estan postiando comentarios al respecto compartiendo el sentimiento, sabemos que nada de lo que pongamos le va a devolver a una mama ver a su hijo sonriendo al lado suyo", añadió, antes de ir a reunirse con amigos al tradicional punto de encuentro del Abasto, en esta Capital.

Por último, indicó: "Ojal… un día tomen conciencia de lo grave que es lo que esta pasando en el país chicos, no solo con este caso, con miles con violencia no se soluciona nada."
"El dia de hoy mi fotolog est… de luto, me voy al abasto", concluyó.

un grito desde la oscuridad para estar atentos y ocupados


Nacidos en el 93


Una encuesta realizada por el Ministerio de Educación en diciembre de 2008 revela un resultado sorprendente, o no tanto. Para el 25% de los jóvenes nacidos a partir de 1993 es lo mismo vivir en un estado de derecho que en una dictadura. Pero hay algo peor todavía, un 10% más se declara en contra de la democracia como forma de gobierno.

Decía Rodolfo Kusch, en “Indios, porteños y dioses” que todo lo humano tiene sentido. Hasta el grito destemplado del integrante de una patota en medio de la calma de la noche. Ese alarido que sus compañeros festejan y a nosotros nos suena amenazante y salvaje, quiere poblar la tierra de nadie de las calles con su brutal humanidad, aunque sea en forma de grito.

Es también un grito, destemplado y torpe, el que se oculta detrás de la máscara de indiferencia con la que los adolescentes cubren su desesperanza.
Quienes hoy tienen, cuando mucho, quince o dieciséis años vinieron a instalarse en una historia donde los héroes ni siquiera estaban en sus tumbas. Los discursos habían devaluado la esperanza, cuando no la habían traicionado directamente. Y los hechos erosionaban hasta la sombra de los ideales.

La democracia, que había prometido cuidarlos y darles de comer, los abandonaba en medio de la nada y dejaba a sus padres sin pan y sin trabajo. De alguna forma la línea económica iniciada a mediados de los 70 había atravesado los tiempos como un cable subterráneo y nos mostraba de vez en cuando una punta conductora para hacernos saber que estaba viva.

Las autoridades del Ministerio de Educación explican la decepción juvenil diciendo que los jóvenes no vivieron la falta de democracia y por lo tanto no estarían en condiciones de evaluar su presencia. Es como decir que quienes nacimos después de la independencia no podemos comprender los beneficios de la libertad.

Lo que hoy evalúan los jóvenes es justamente el presente en estado puro, casi salvaje y como lo han recibido. Y ese juicio debería por lo menos preocuparnos, no para descalificarlo, sino porque parte de una visión para nosotros ya inaccesible, un punto de vista no contaminado por la sombra de la dictadura.

Nacidos en el 93, para ellos la ESMA es tan lejana como el fusilamiento de Dorrego o las invasiones inglesas. Ni el recuerdo de los desaparecidos ni las huellas del genocidio forman parte de sus memorias ni de sus dolores. A ellos los maltratan otros vientos, eso sí, quizás hijos y nietos de los que nos maltrataron a nosotros.

En realidad no es que no crean en la democracia. No les gusta lo que nosotros hemos hecho con ella. No creen en un sistema que legitima la llegada al poder de gobernadores e intendentes que levantan fronteras de gendarmes para excluir a los que no se les parecen.

No creen en los licenciados en totalitarismo que insultan y denigran a los jueces del estado de derecho porque no les gustan sus sentencias.

No creen en una democracia donde la injusticia se defiende con balas y se juzga a los menores con las leyes del Proceso.

No creen en funcionarios que cuando los pibes opinan les dicen que les faltan años de gobiernos militares para poder hablar.

En definitiva, no creen en la democracia cuando es una desgastada fórmula de complicidad política y social para sostener los privilegios.

Tal vez sea sólo eso lo que ese grito disfrazado de indiferencia intenta mostrarnos en medio de la noche. Un saber que nosotros, los pre-democráticos, no comprendemos y descalificamos porque sus portadores, pibes y pibas que andan en las calles, no vivieron jamás en una dictadura.

Por Miguel A. Semán