sábado, 8 de noviembre de 2008

la mentira tiene las patas cortas pero muchos medios


Mercedes Sosa y León Gieco.

La revista Noticias denunció que Mercedes Sosa, León Gieco y Teresa Parodi, entre otros, “venden” su apoyo político tentados por la caja kirchnerista. El campo cultural los defiende. La investigación que desnuda cómo opera el periodismo canalla. Una campaña obscena contra los artistas populares.

Por Diego Rojas y equipo de Sociedad

Estupor. Desolación. Indignación. ¿Qué otros sentimientos podría albergar el lector de la revista Noticias del último sábado? La publicación prometía revelar cómo las redes de la corrupción y la prebenda habían alcanzado sitios insospechados. Anunciaba una investigación que demostraría que músicos populares como Mercedes Sosa, León Gieco y Teresa Parodi entregaban al kirchnerismo su adhesión política a cambio de dinero. Justamente ellos: músicos comprometidos con su tiempo, artistas que sufrieron el exilio, cantantes que siempre retrataron las tristezas y las alegrías de su pueblo. Ellos: identificados como símbolo de aquellos que padecieron la dictadura se convertían en meros mercaderes de ideología. Artistas comprados con el dinero de la caja negra de los negocios del Gobierno.

Pero un sencillo ejercicio periodístico basta para desmantelar una nota que sólo es una operación política y que, basada en el ímpetu opositor del grupo Perfil, no duda en acusar de manera obscena a unos artistas que gozan del cariño popular.

La revista de Fontevecchia señala en el texto que el Gobierno pagó 829.362 pesos a Sosa, Gieco, Varela y Parodi “en concepto de honorarios por su participación en ‘ExpoZaragoza 2008’”. Es una verdad a medias. El dato principal que barre con el manto de sospechas que se intenta cernir sobre esos músicos es que la cifra incluye además de los cachets, los pasajes, el alojamiento, la comida, el sueldo de los músicos y técnicos, el alquiler de los instrumentos y los viáticos. Daniel Grinbank, el principal organizador de recitales en el país, explica en la misma nota que ese dinero “no es abultado y mucho menos escandaloso”. En el evento español participaron artistas de la talla de Bob Dylan, Bjork, Alanis Morissette, Patti Smith, Gilberto Gil y Café Tacuba.

El origen de las acusaciones se encuentra en el blog No me parece, que administra el periodista José Benegas –confeso admirador de Bernardo Neustadt e impulsor de las marchas contra la estatización de las AFJP– y que exhibía una de las facturas de la exposición. El sitio perfil.com levantó la noticia y también Seprin, la web de los servicios de inteligencia. El diario La Nación publicó la información, pero dos días después les dio la palabra a los acusados y cesó en la actitud de condena, admitiendo que los costos para una presentación de esa naturaleza eran adecuados. Página 12 también publicó una nota que desmentía esos mismos trascendidos. Sin embargo, Noticias decidió llevarla a su tapa.

Bronca y tristeza sintieron los artistas aludidos al verse involucrados en una trama de corrupción. Se comunicaron entre ellos para compartir su sorpresa y desazón. Y hablaron mediante sus representantes. “Estoy indignado. Escribieron lo que quisieron aunque desde el lunes 20 de octubre, cuando la noticia se publicó en perfil.com, me comuniqué con ellos para poner a su disposición todas las facturas –dijo Gustavo Taranto, manager de Gieco desde 1990–. Que León apoye la política de derechos humanos del Gobierno no lo hace kirchnerista. Tampoco participar de actos en la ESMA o La Perla, lugares que visitó mucho antes de este Gobierno. ¿Cómo van a decir que León embolsó 200 mil pesos? Estas acusaciones malintencionadas matan la credibilidad de los artistas. Yo quería reaccionar más fuerte, pero León me dijo: ‘Quedate tranquilo, nuestra conciencia está limpia’”.

Taranto mostró a Veintitrés los recibos que certifican en qué se usó el dinero que recibió Gieco. “La cuenta incluye el costo de los pasajes, 90.952 pesos, para once personas: León, cinco músicos, el manager, dos operadores de luces y sonido y dos asistentes de escenario. Al operador de monitoreo lo compartimos con Mercedes para ahorrar. Al hotel se pagaron 24.984 pesos por cinco días de estadía y se agregaron 2.750 pesos de viáticos. Los pasajes en tren de Madrid a Zaragoza costaron 54 euros, unos 268 pesos, por persona, haciendo un total de 2945 pesos, sólo de ida. Descontando otros gastos –alquiler de instrumentos, tasas aeroportuarias, retención de ganancias– el cachet fue de unos 65.000 pesos. Ni más ni menos que lo que suele cobrar. No hubo sobrefacturación. Le mostré a la editorial Perfil y a los periodistas de Noticias en mi oficina todas las facturas y tickets, pero ni los mencionaron”, se indignó el manager. Un simple ejercicio realizado con cada uno de los montos cuestionados concluiría en el mismo resultado: el derrumbe de la operación de prensa.

“No esperábamos otra cosa de un medio como Noticias –graficó Gustavo Luchinchi, representante de Adriana Varela–. Es coherente con ellos, pero nos parece algo bastante feo. Periodísticamente tiene enormes errores. Se publica antes de comprobar la veracidad de los datos. Es mal periodismo. Y tiene toda una intencionalidad política que se nota al leerla. Es una persecución a ciertos artistas populares. No causa sorpresa, sí indignación”. Sobre los montos, explicó: “No hay ningún sobreprecio. Se cobró un paquete general que incluye todos los gastos. De esas cifras hay un setenta por ciento que son de gastos y treinta que están dirigidos al cachet”.
Noticias contó que la elección de Los Super Ratones (de quienes publica una foto de hace tres años, cuando otro cantante lideraba la banda) y Litto Nebbia se debió a un capricho del entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández quien, como no pudo incluirlos en la comitiva oficial, llamó a la embajada argentina en España “para contratarlos desde allí”.

“Me parece un disparate total –despotricó Nebbia–. La nota da a entender que nos estamos haciendo millonarios a costa del Estado y que formamos parte de una corte de bufones. ¡Y ni siquiera me dieron esa plata! Además, lo de Alberto Fernández es increíble. Es un admirador mío y amigo, pero la última vez que lo vi fue hace un año y medio, cuando tomamos un café. Que publiquen eso en un país como el nuestro, donde hay mucha corrupción, gente trepadora y todo el mundo tiene el ojo puesto sobre el otro, es una porquería”. Lisandro Ruíz, representante de Los Super Ratones, aclaró: “Tanto la banda como Litto Nebbia y Mavi Díaz ya estábamos en España cuando se hizo el festival. Nos contrató la embajada y no por ser cercanos a Fernández. Tocamos en ese país desde hace 8 años y cobramos lo mismo que en cualquier otro show europeo. Además, el pago fue menor”.

La publicación también objeta la contratación de Coco Silly y Daniel Aráoz en Canal 7 para producir dos ciclos que costaron 2.537.286 cada uno y se pregunta: “¿Acaso fue un reconocimiento a su buena conducta con el gobierno y la excelente relación que mantienen con (el secretario de Medios Enrique) Albistur?”. “Noticias está en una pelea contra el gobierno y la lleva adelante con un estilo talibán. Es como si quisieran bombardear un auto, ese auto llevara diez personas que no tienen nada que ver con su guerra y no les interesa, igual tiran la bomba. Es una actitud infame –se enoja Silly–. Cuando hablé con ellos les ofrecí los papeles de mi contadora. Pero igual pusieron una cifra errada. Hicimos Cuentos de Fontanarrosa y Tinta argentina, dos producciones de ficción por las que pasaron más de 300 actores y de 100 técnicos, protagonizadas por artistas como Juan Leyrado, Pablo Echarri, Joaquín Furriel o Guillermo Francella. Cada capítulo costó alrededor de 125 mil pesos y cualquiera en la industria sabe que es un precio bajo para la calidad de esos ciclos. Fontanarrosa nos dio los derechos teniendo una oferta de HBO, tuvimos 9 nominaciones al Martín Fierro. Gastamos el 90 por ciento del presupuesto en la parte artística. Me parece una irresponsabilidad total. Ponen solamente la cifra de 5 millones de pesos sin explicar nada. Me da mucha bronca”. Fuentes de la industria desmintieron que el costo de producción estuviera sobrevaluado. Un capítulo de Socias cuesta alrededor de 200 mil pesos.

“Si el gobierno me ofrece 200 mil pesos para tocar, no aceptaría”, fue la declaración que Noticias publicó de Peteco Carabajal. “Me siento usado –se lamenta el músico–. En medio de una charla general la pregunta fue: ‘¿Qué harías si te ofrecen…?’ Contesté lo que siento, pero no sabía cómo venía la nota y tampoco me aclararon qué incluía el importe. Es una nota armada con mala leche.”
Noticias es un medio opositor y tiene todo el derecho de serlo. Incluso, es lícito sospechar del uso del prestigio que estos artistas populares poseen y que Albistur y la Secretaria de Medios quisieran usufructuar a favor del Gobierno. Cuando la publicación de Fontevecchia cuestionó la asignación de la pauta de publicidad oficial, esta revista, mediante una nota de Ernesto Tenembaum, apoyó su reclamo. Pero hay límites.

Lo que está en debate es el uso de métodos obscenos para llevar adelante campañas que están alejadas de los usos civilizados de este oficio. La puesta en marcha de una maquinaria de cuestionamientos y oscuridad sobre artistas instalados en el imaginario social como una expresión de lo popular es propia del periodismo canalla. El regreso de las listas negras, esta vez construidas desde la oposición y, como siempre, motorizadas por la derecha, ya es comprobable (fuentes cercanas al grupo musical Los tipitos aseguraron que un recital organizado por el gobierno de Entre Ríos fue levantado a causa de la nota de Noticias).

En un primer momento, los artistas que con mayor insidia fueron acusados por el artículo de marras –Mercedes Sosa, Teresa Parodi, León Gieco y Adriana Varela– habían decidido hablar sólo mediante sus representantes. A última hora, Parodi resolvió escribir y publicar en Veintitrés, una carta dirigida a su público, a aquellos que conocen la poesía de estos artistas, su trayectoria, su coherencia. La Negra Sosa decidió sumar su firma a esas palabras. También adhirió Adriana Varela. León se encontraba fuera de la ciudad y no pudo ser ubicado. Es una carta elocuente. Todos sabemos que ellos no tienen nada que explicar.